Una noche, la llegada del joven Heraldo transforma definitivamente la vida cotidiana del lugar
Tale
Bajo el cielo ardiente en una carretera del litoral de Ceará, Motel Destino es escenario de peligrosos juegos de deseo, poder y violencia. Sexta película dirigida por Karim Aïnouz en recibir su estreno mundial en el Festival de Cine de Cannes, después de Madame Satã (2002), O Abismo Prateado (2011), Nevidljivi život Eurídice Gusmão (2019), Marinheiro das Montanhas (2021) y Firebrand (2023). Dirigida por Karim Aïnouz, la película ofrece una mezcla de deseo, amor y crimen en una historia que sigue al joven Heraldo encontrando refugio en un motel en la playa, donde pronto se ve inmerso en situaciones inesperadas donde la tensión erótica y de poder aflora mientras se esconde de los gánsteres que lo persiguen.
El elenco hace un excelente trabajo al contribuir a la creciente tensión entre ellos
Motel Destino, en portugués para destino, es un motel sexual donde las vidas de Heraldo, Dayana y Elias se cruzarán. Es una película sobre lo que el destino tiene reservado para estos personajes, que más de una vez parecen desafiar su propio destino. Dayana y Elías, los dueños del motel, encontrarán en Heraldo no sólo un joven que les gusta y están dispuestos a ayudar, sino también una semilla que hará florecer retos imprevistos en sus vidas.
La fotografía de la película refuerza constantemente la ubicación y los elementos circundantes de Motel Destino
Miradas que dicen más que suficiente para interpretar las intenciones de su dueño son las manifestaciones físicas de dicha tensión. A veces son producto del deseo, y otras veces de los celos, pero siempre están ahí, dispuestos a transmitir lo que están sintiendo. Playas, palmeras, arena, piscinas, una paleta de colores claros, elementos que transmiten días calurosos de verano donde el deseo florece.
Una película sobre la emancipación de lo que sabemos que constituye nuestra vida cotidiana
Deseo que también se manifiesta en sus cuerpos, especialmente cuando están desnudos, al canalizar dosis de erotismo que tienen que liberar, pero también de su vulnerabilidad inmanente. Cuando el día llega a su fin y la noche toma su lugar, el lugar transmite los peligros que se ciernen sobre las relaciones que unen al motel. Las autopistas apenas iluminadas, las luces de neón del motel y los secretos que albergan sus paredes, abren la puerta a destinos peligrosos dispuestos a realizarse.
Entre las paredes de Motel Destino, los pasillos se hacen más grandes por el mero hecho del deseo, el deseo carnal en su forma más pura, pero también el deseo de una vida mejor lejos de lo que nos define
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